15 enero 2007

El equipo quedó en reunirse en el CSIC sobre las diez de la mañana. Carlos y Juan habían venido de Benissa en tren el día anterior. Este año llevábamos menos equipaje, porque en el último momento habíamos decidido enviar por cargo la mayor parte del material de trabajo. La experiencia había sido muy positiva el año anterior, y la empresa a la que se lo encargamos, con Maritxa como interlocutor, funcionó a la perfección. Esta vez enviamos siete cajas que pesaban en total unos ochenta kilos. Como en el vuelo a Luxor no está permitido transportar sustancias inflamables y la mayoría de los productos de restauración lo son, los líquidos que planeábamos usar los compramos y encargamos su envío desde Italia. A ver que tal nos sale este experimento…

Habiendo tomado todas estas precauciones para no pagar sobrepeso en la facturación del viaje, aún así, solicitamos a EgyptAir que nos dejaran llevar 50 kilos a cada uno. Una vez más, la aerolínea egipcia se portó de maravilla y nos concedió el trato de favor sin problema.

Para ir a Barajas contratamos los servicios de Jorge Lacruz, un peruano espabilado y encantador. Al llegar a la Terminal 4, el espectáculo del módulo D del parking todavía casi humeando, sangrante, fue sobrecogedor. Algunos se asomaban y sacaban fotografías, tal vez para contarlo y poder mostrar un testimonio que corroborase su dantesca descripción.

En el check-in coincidimos con el Ballet Flamenco de Madrid, que iban a actuar en El Cairo y Alejandría en los próximos días. Tuvimos un retraso de dos horas, que pasamos en una sala «vip», y embarcamos a las cinco de la tarde, en un avión de Bravo Airlines.

En Luxor nos esperaba el capaz, el rais Ali Farouk, vestido de «saidi» como es natural. Nos abrazó uno a uno, cargamos la furgoneta de Badawy y nos dirigimos al hostal Marsam en la otra orilla del Nilo. Y allí, a pesar de ser media noche, nos esperaba Nasha con tés para todos y un gran bizcocho de coco. El Marsam seguía prácticamente igual, con su patio frondoso, sus habitaciones austeras y algo frías en esta época del año, pero con su gente encantadora.