Ayer se incorporó Sergio a la excavación, e inmediatamente comenzó a trabajar en los temas pendientes a su cargo. Por un lado, está investigando sobre los distintos morteros que se utilizan en la tumba de Djehuty dependiendo de la función que desempeñen: si es para sellar una grieta, para encajar en la pared un bloque de piedra, para rebocar un muro, para unir adobes, etc. Por otro lado, está embarcado en el análisis del deterioro de algunas de las paredes de las tumbas. Este año, habiéndose vaciado de escombro la capilla y la parte más interna del pasillo, además del anexo, tenemos muchos más datos a nuestra disposición. Datos sobre las inundaciones que sufrió el interior en diferentes momentos, sobre los fuegos que se encendieron a distintas alturas según fue variando el volumen de tierra y piedras que cayó por los agujeros del techo, sobre el uso del interior como habitación para cabras, etc. Pero, como dice Sergio, el hecho de tener más datos en la mano no facilita la solución del problema, sino que lo complica aún más. Pero también lo hace más interesante.
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Ataúd en la cata del patio de Djehuty
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Ibrahim y Kamal se emplean a fondo en la excavación en torno al ataúd
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Uno de los extremos de la caja es especialmente frágil

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Sergio y José Miguel analizan los adobes quemados en la capilla de Djehuty
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Sayed trabaja sobre la fachada de las tumbas
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Sergio observa el mortero de uno de los muros de las tumbas de arriba
En el exterior, la excavación ha proseguido sobre las fachadas. El trabajo es muy delicado, pues hay que excavar desde un andamio y con sumo cuidado para no dañar o desplazar los adobes o las piedras de caliza que fueron colocadas como relleno de la estructura que en su día coronó la fachada de la tumba intermedia.
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Yuma, Mahmoud y Yusef en la excavación del derrubio de la tumba intermedia
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Fathy suelda la protección metálica que cerrará los pozos que hemos excavado este año
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El muro de la fachada de Djehuty está muy bien construido y acabado, incluso por detrás
Pero lo más interesante seguía estando, sin duda, en la cata del patio de Djehuty. Pensábamos que hoy podríamos sacar el ataúd, pero la base está incrustada en la roca del «gebel». Uno de los extremos está muy dañado por las termitas y, además, al estar ligeramente más bajo, ha sufrido más el peso del terreno que lo cubría. Por ello, hemos procedido con mucha precaución y hemos pospuesto el desenlace a mañana. Lo llamativo es que, a pesar de haberlo hallado «in situ», sin abrir, por ahora no tiene cerámica asociada, ni ningún otro material funerario. Mañana será un gran día.