14 febrero 2007

Ayer se incorporó Sergio a la excavación, e inmediatamente comenzó a trabajar en los temas pendientes a su cargo. Por un lado, está investigando sobre los distintos morteros que se utilizan en la tumba de Djehuty dependiendo de la función que desempeñen: si es para sellar una grieta, para encajar en la pared un bloque de piedra, para rebocar un muro, para unir adobes, etc. Por otro lado, está embarcado en el análisis del deterioro de algunas de las paredes de las tumbas. Este año, habiéndose vaciado de escombro la capilla y la parte más interna del pasillo, además del anexo, tenemos muchos más datos a nuestra disposición. Datos sobre las inundaciones que sufrió el interior en diferentes momentos, sobre los fuegos que se encendieron a distintas alturas según fue variando el volumen de tierra y piedras que cayó por los agujeros del techo, sobre el uso del interior como habitación para cabras, etc. Pero, como dice Sergio, el hecho de tener más datos en la mano no facilita la solución del problema, sino que lo complica aún más. Pero también lo hace más interesante.

Uno de los extremos de la caja es especialmente frágil

En la capilla de Djehuty se ha procedido hoy a desmontar un pequeño muro de adobes que se levantó en una esquina en la segunda mitad del siglo XIX. Los adobes estaban muy quemados, debido probablemente a que el hueco entre ellos y la pared oeste de la capilla se empleó para encender fuego. Además, hemos continuado con la excavación del anexo, que la habíamos detenido algunos días para que Sergio pudiera ver la caída de derrubio por el agujero que lo comunica con el exterior. En el anexo es interesante la gran cantidad de huesos intensamente quemados que hemos hallado sobre el suelo, cubiertos por una capa de cal. También en el interior, hemos seguido con la excavación del derrubio de la tumba intermedia.

En el exterior, la excavación ha proseguido sobre las fachadas. El trabajo es muy delicado, pues hay que excavar desde un andamio y con sumo cuidado para no dañar o desplazar los adobes o las piedras de caliza que fueron colocadas como relleno de la estructura que en su día coronó la fachada de la tumba intermedia.

Pero lo más interesante seguía estando, sin duda, en la cata del patio de Djehuty. Pensábamos que hoy podríamos sacar el ataúd, pero la base está incrustada en la roca del «gebel». Uno de los extremos está muy dañado por las termitas y, además, al estar ligeramente más bajo, ha sufrido más el peso del terreno que lo cubría. Por ello, hemos procedido con mucha precaución y hemos pospuesto el desenlace a mañana. Lo llamativo es que, a pesar de haberlo hallado «in situ», sin abrir, por ahora no tiene cerámica asociada, ni ningún otro material funerario. Mañana será un gran día.