Como en años anteriores, mientras el equipo se quedaba en el hotel abriendo las cajas y organizando el material en el almacén que tenemos en el hotel, Javier Trueba y yo nos fuimos con el rais Alí a iniciar los papeleos necesarios para abrir el yacimiento y comenzar oficialmente la campaña. Cruzamos el río y os dirigimos a la oficina del jefe del Servicio de Antigüedades en Luxor. Mansour Boraek ha sido sustituido por Abel Hakim Karrar, quien fuera antes jefe en Asuán. Karrar tiene una gran experiencia como arqueólogo, en Saqqara, Bahariya, Nubia y, por supuesto, Asuán. Habla un perfecto inglés y es un hombre pausado y afable. La primera impresión es que va a ser una suerte contar con él en Luxor. En el despacho de al lado se encontraba Ibrahim Suleiman, un viejo amigo del proyecto, con quien entré por primera vez en la tumba de Djehuty en noviembre del año 2000.
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Alí va de un lado para otro como puede, pillando el medio de transporte que se le cruce por el camino.
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En camioneta hacia Dra Abu el-Naga.
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Momento de la llegada al yacimiento.
Una vez firmados los papeles en la orilla este, volvimos a la oeste, al “taftish”, para continuar con el papeleo, control de pasaportes de los miembros del equipo, del listado de trabajadores que pensamos contratar en unos días… Sobre la una de la tarde ya estaba todo listo y el saquito de llaves del yacimiento en poder del inspector que nos han asignado este año, Mohamed Kalil, que parece un gran tipo. Con una camioneta recogimos al equipo en el hotel y nos dirigimos todos a Dra Abu el-Naga.
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La colina de Dra Abu el-Naga, con la tumba de Djehuty a los piés.
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Vista del yacimiento, antes de pisarlo por primera vez.
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Nuestro inspector, Mohamed Khalil, conversa con el rais Alí.
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Planificando el trabajo sobre el terreno.
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Joan, Carlos y Curro, discuten sobre algunos aspectos de la excavación del año pasado.
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Alí y Mahmoud Broston al término de la jornada, esperando un coche.
El yacimiento parecía más limpio que nunca, sin nada de basura, ni un papel o plástico. Derribamos los muretes de piedra con los que tapiamos las puertas, rompimos los sellos del Servicio de Antigüedades y abrimos los candados. El interior también estaba en perfecto estado, sin casi polvo. Aprovechamos hasta la hora de comer para hacer planes de la excavación y discutir dónde colocar las jaimas. Los engranajes empiezan a rodar… Después de una estupenda comida en el patio, con una temperatura casi primaveral, nos subimos a la Harwa a trabajar en la instalación en los portátiles de la base de datos que hemos rehecho para esta esta campaña. La instalación para acceder por wiffi a la base de datos nos ha dado algunos problemas que esperamos solucionar, pero eso ya mañana.