El equipo ha quedado muy reducido después del último grupo que ha regresado a España el sábado pasado. Aún así, el trabajo sigue avanzando a buen ritmo en todas sus facetas. Los restauradores siguen reforzando el suelo de la entrada a la tumba de Djehuty, mientras que Nacho, con el herrero, sigue diseñando y colocando puertas de metal, cerramientos de pozos y cancelas para limitar el acceso de los futuros visitantes de las tumbas. Además, seguimos preparando estanterías y cajas de metal para mejorar el almacenamiento de los materiales hallados en estos veintiún años de excavación.
Lucía sigue sacando fragmentos de relieve hallados en la excavación y que hemos identificado como procedentes de la tumba de Djehuty. Busca su ubicación en la tumba, cosa que no es nada fácil por la cantidad de lagunas que tenemos. Pero hoy ha tenido su día, pues ha conseguido colocar en su sitio tres fragmentos grandes. En realidad son cajeados antiguos. Cuando los antiguos egipcios tallaban la pared y se les abría un agujero grande, le daban una forma rectangular, tallaban una piedra de las mismas dimensiones, la embutían en la pared y tallaban la escena o la inscripción que correspondiera con ese sitio en la pared. Esos añadidos, empotrados a la pared y pegados con mortero, tendían a perder la adherencia y a caerse relativamente pronto. Lo curioso es que como las paredes de la tumba con el tiempo sufrieron un proceso de degradado debido al agua y al viento, los añadidos que hallamos en la excavación conservan el relieve mucho mejor que la zona de la pared de la que se cayeron.
En la excavación, Laura ha levantado una cuerdecilla hecha un ovillo que había quedado empotrada en el suelo de mortero de dentro del recinto de delante de la capilla de ofrendas. Y al otro lado, Ana ha levantado una vasija del Segundo Periodo Intermedio, tal vez de la dinastía 13, que tenía restos vegetales en su interior. Muy cerca y en el mismo estrato ha sacado a la luz una lasca de caliza bastante grande que fue utilizada para hacer un boceto de dibujo con tinta negra, representado la cabeza de halcón de una divinidad, tal vez de Ra-Horakhty.