13 febrero 2017

La excavación va ahora como la seda y ya hace varios días que no tenemos visitas de compromiso, ni problemas de ningún tipo (¡hay que tocar madera!). Ahora podemos concentrarnos más en el trabajo, sin distracciones, ni contratiempos. Al echar la vista atrás, las dificultades con las que tropezamos al inicio de campaña parecen muy lejanas. Y así te das cuenta que casi todos los obstáculos pueden superarse, sobre todo en Egipto, donde los problemas aparecen y desaparecen de la forma más inesperada. Qué gusto da poder tener días más o menos normales y sólo tener que lidiar con los asuntos propios de la excavación.

En la zona que excava Angie con tres grupos de trabajadores, ayer salió a la luz lo que parecía un ataúd de madera, pero hoy hemos visto que se trata sólo de la tapa, arrojada al suelo de entonces por los saqueadores. La tapa es abovedada y los extremos sobresalen ligeramente por arriba, por lo que puede deducirse que probablemente se tratara de un ataúd de la dinastía XIII, lo que encaja bien con la cerámica hallada en ese mismo nivel. Las maderas del ataúd han sufrido mucho por la cantidad de agua que corrió y se acumuló sobre el suelo, y Gamal y Saabut han dado una demostración del manejo del palaustrín y el pincel descubriendo las maderas sin dañarlas.

En la zona que supervisa David, hace unos días habíamos descubierto el tronco de un arbusto, todavía erguido y con la raíz visible. Un arbusto de hace casi 4.000 años. Pues bien, hoy ha salido a la luz junto a él lo que puede interpretarse como un pequeño huerto. Se trata de una estructura que se eleva muy poco, unos treinta centímetros en su parte más alta, teniendo su interior compartimentado en espacios cuadrangulares. En el interior de cada espacio, delimitado por adobe, sólo había una pequeña capa de limo, consecuencia de haber retenido agua. Si se acude a las representaciones de cómo eran las tumbas en la antigua Tebas, como por ejemplo en la magnífica tumba del visir Rekhmira, de época de Tutmosis III, puede observarse cómo a la entrada de la tumba se construía un pequeño huerto compartimentado en cuadrícula, con pequeños árboles plantados a los lados. Si bien esta información era conocida a través de la iconografía, estaba muy poco documentada por la arqueología. Una vez más, nuestro yacimiento nos ofrece una nueva sorpresa, que nos permitirá realizar una aportación al conocimiento de la cultura y sociedad del antiguo Egipto.

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