Los antiguos egipcios le daban mucho valor al nombre, pues creían que, junto con el rostro, expresaba la personalidad e identidad del individuo. La existencia, tanto en vida sobre la tierra, como después en el más allá, estaba ligada al nombre, pues uno vivía en tanto en cuanto fuese recordado, y el recuerdo estaba íntimamente unido al nombre y, de nuevo, también al rostro. Curiosamente, excavando en la necrópolis acabamos participando de esa misma filosofía, pues el nombre de los actores protagonistas, es decir, de los propietarios de los monumentos que hallamos, son la clave para precisar su fecha, y poder deducir el estatus social, la relación con otros individuos y otros monumentos. Un monumento sin nombre es un monumento huérfano, al menos en la necrópolis de la antigua Tebas.
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Los globos se desperezan y amanecen con nosotros cerca del yacimiento.
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Estación total Leica, delante del patio de Djehuty.
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Hoy ha habido una auténtica invasión del globos en el cielo de Gurna.
El pozo que excava el mudir tiene unas dimensiones extraordinarias, lo que refleja que debió ser construido y pertenecer a una persona de estatus extraordinario, un miembro de la familia real o un alto dignatario de la dinastía XVII o de muy al comienzo de la XVIII. Probablemente sea este uno de los monumentos que expliquen por qué Djehuty ubicó su monumento funerario en ese preciso lugar. Pero el nombre se nos escapa entre los dedos. Cuando la tumba fue abierta y reutilizada en el Tercer Periodo Intermedio, unos seiscientos años después, la debieron saquear y limpiar a conciencia. Todavía queda por excavar, es cierto, y la esperanza es lo último que se pierde. Continuamos en la búsqueda de un nombre, ese es nuestro tesoro más deseado.
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El sector 10 Sur ha descendido de forma espectacular.
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Suni limpiando y consolidando las inscripciones del príncipe Intefmose.
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Pía con la jarra de Kristian restaurada. Una joya.
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Una de las tres cribas ahora en activo en el yacimiento.
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La cámara del pozo del mudir parece realmente un pozo en horizontal.
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Yuma sujeta el rostro de un ataúd roto en el pozo de José Miguel.
La restauración sigue a pleno rendimiento, como parte esencial del proyecto. Pía ha restaurado hoy una jarra que encontró Kristian días atrás, con la cuerda todavía anudada al cuello. Y Suni está entregada a la limpieza y consolidación de la mitad superior del obelisco de Intefmose que hallamos este año, en uno de los pozos que escavaba José Miguel. Por su parte, Nacho está preparando los cierres metálicos para los nuevos pozos abiertos este año, y Joan sigue sin pausa topografiando nuevamente todo el yacimiento.