13 febrero 2007

En una de las catas abiertas en el patio de la tumba de Djehuty, comenzó a salir a la luz una tablón de madera que parecía de un ataúd. Hoy se ha ampliado el área de la cata, para confirmar que, efectivamente, se trata de un ataúd de madera. La tapa reposa perfectamente sobre la caja, es decir, que está cerrado, muy probablemente intacto. Su apariencia es la de un ataúd humilde. Tanto su estilo como el contexto arqueológico parecen indicar que se trata de enterramiento anterior a la dinastía XVIII. El terreno que lo cubría era muy compacto y limpio, conteniendo dos cerámicas, una de ellas un vaso-«hes». Mañana terminaremos su excavación y tendremos más cosas que decir.

Martes Trece. Parece que hoy nos hemos quedado sin pirámide de Hery. Eso parece, sí. Pero no pasa nada. Cuando se investiga pasan estas cosas. Hay que estar siempre dispuesto a corregir las hipótesis.

La historia empezó a finales de la segunda campaña (ver el día 9 de febrero de 2003 en el Diario de Excavación). Excavando por encima de la tumba de Hery, descubrimos un muro de mampostería enlucido por una de las caras y ligeramente inclinado. Estaba alineado con un extremo de la fachada de la tumba y con unos adobes que proporcionarían una base horizontal a la superestructura. El interior de la supuesta pirámide aprovechaba una protuberancia del terreno rocoso de la falda de la colina. Esta forma tan elemental y práctica de construir pequeñas pirámides coronando fachadas de tumbas coincidía con lo que puede observarse en la pirámide privada más antigua que se conocía hasta el momento, que pertenece a un visir de Tutmosis III, Useramón. Todo coincidía y era perfecto, pues parecía que habíamos encontrado el «eslabón perdido» entre las pirámides de los reyes de la dinastía XVII enterrados en Dra Abu el-Naga y la pirámide del visir Useramón.

Ahora, Sayed, excavando sobre la tumba intermedia (-399-), ha profundizado un poco más en la ladera de la colina y ha descubierto que el enlucido continúa más allá de lo que sería el lateral de la pirámide. El enlucido es muy similar al de una estructura también construida con mampostería que se levanta al otro extremo de la fachada de la tumba. Parece que lo que hemos encontrado es, en realidad, los muros enlucidos del patio de entrada a la tumba situada por encima de la tumba intermedia. El suelo del extremo occidental de su sala transversal acabó hundiéndose, abriendo un agujero en el extremo oriental de la capilla de Djehuty, pues sólo les separaban 15 centímetros. La existencia de esta tumba, en el «segundo piso» de la colina, la conocíamos a través del agujero del techo de la capilla y de la chimenea que construimos para solucionar la caída de escombros dentro de la sala. Ahora conocemos parte de su patio de entrada. Aún así, esto es, por ahora, otra hipótesis. Tenemos que seguir excavando e investigando para disponer de más datos.