Hoy el yacimiento ha vuelto casi a su normalidad, y la excavación ha retomado su ritmo habitual. Inauguramos la excavación de un nuevo pozo, que va a ser supervisado por Beatriz y Gudelia. El excavador será Ibrahim, con quien Beatriz excavó ya un pozo y ha querido seguir con él. El recrecimiento de los adobes del brocal indican claramente que fue expoliado en época antigua y moderna, pues no tienen mortero de unión. Hasta el final no sabremos hasta qué punto fue saqueado, o si queda algo del equipamiento funerario original. Por su parte, Sergio continua analizando la capilla grande de adobes, ayudado siempre por Hayadj.
A primera hora de la mañana, me subí a lo más alto del yacimiento con Joan para ver juntos a dónde conducen las alineaciones de los pozos con las capillas de adobes, barajando la hipótesis de que capillas y pozos están orientadas a un monumento importante y significativo para el difunto. El paseo por arriba de la colina es espectacular y la vista del yacimiento muy ilustrativa.
El equipo de cerámica, ahora integrado por María y Zulema, sigue trabajando sin apenas descanso, sobre todo concentradas en la cerámica procedente de la tumba asociada al jardín y que excavó Carlos hace ya algunos años. Pero hicieron un paréntesis hoy para “disfrutar” y dibujar una vasija de gran tamaño, de la dinastía 17, y cuyos fragmentos hallamos principalmente en un pozo funerario, pero también dentro de la tumba de Carlos.