Un grupo del equipo ha ido hoy de excursión por la zona de Malqata, donde asoman los restos del palacio de Amenhotep III. Desde allí se han acercado a un pequeño templo dedicado a Isis, de época Ptolemaica, conocido como Deir el-Sheluit.
Otro grupo ha visitado el Valle de los Reyes. Como ahora los colegios y universidades de Egipto tienen vacación, había una enorme cantidad de gente, formándose colas para entrar en cada una de las tumbas. La de Ramsés III parecía un gran almacén en rebajas, pero, aún así, es toda una experiencia descender por el corredor y ver las escenas del inframundo tan bien talladas y pintadas. Por suerte, conseguimos permiso especial para visitar la tumba de Ramsés VI y la de Tutankhamon, que, como no entran dentro del ticket general de los turistas, no tenían casi gente. Luego nos acercamos a la tumba de Tutmosis III, que, aunque en ese momento estaba casi vacía, debía haber recibido tantos visitantes esa mañana que fue entrar y empezar a sudar de la humedad que había dentro. La tumba es una auténtica maravilla, pero el ambiente tan cargado no invitaba a detenerse en los detalles, o a disfrutar de la decoración. Después visitamos la tumba de Tauseret y, para terminar, la de Tutmosis IV, que, como está algo apartada, la vimos solos y pudimos entretenernos admirando, entre otras cosas, los distintos vestidos de la diosa Hathor cada vez que aparece representada junto al monarca.
La vuelta la hicimos por lo alto de la montaña, desde donde se obtiene una panorámica a vista de pájaro del valle y de todos los monumentos emplazados en la vertiente este de la montaña tebana: los templos de Deir el-Bahari, el-Rameseum, Deir el-Medina, Medinet Habu, etc. Un viernes más acabamos la excursión en el Mohamed, disfrutando de una Stella bien fría a la sombra de las palmeras de su patio estilo ibicenco. Y un viernes más, Joan y Carlos nos han rregalado una espléndida paella, precedida de unas cebollitas con anchoa y aceite de oliva a la brasa (mi plato preferido). Terminamos todos brindando por nosotros, por el Proyecto Djehuty y por el apoyo de la Fundación Caja Madrid, sin el cual nada de esto sería posible. ¡Que sea por muchos años!