12 febrero 2007

A primera hora de la mañana la luz eléctrica ha tardado en llegar. José Miguel ha entrado en la tumba de Djehuty, como todos los días, directo hasta la capilla del fondo. Los primeros rayos se colaban ya por la puerta, deslizándose suavemente por el suelo del pasillo, hasta golpear las estatuas de Djehuty, su madre y su padre, que llevaban horas esperando que el sol les despertara de su sueño nocturno. El efecto visual ha sido impactante, pues recreando cómo sería aproximadamente la iluminación real de la tumba, hemos podido comprobar que la orientación estuvo fue pensada y calculada para que los rayos del amanecer entraran hasta el fondo e iluminaran las tres estatuas.

La atmósfera que se crea es muy similar a la de algunos santuarios excavados en la roca de una colina, como, por ejemplo, en el templo de Ramsés II en Abu Simbel. Y es que, en realidad, lo que nosotros llamamos «tumba» es en realidad un santuario dedicado a la memoria e inmortalidad de un individuo, en nuestro caso de Djehuty. La planta del monumento funerario es muy similar a la de un templo y su decoración e iluminación se diseñan para subrayar este propósito.

En el exterior, las dos «catas» que hemos abierto en el suelo del patio de Djehuty siguen dando frutos. Lo más interesante ahora es que estamos recuperando bastantes fragmentos procedentes de las paredes de Djehuty. Algunos de ellos son de buen tamaño y bien conservados. Estos inesperados hallazgos nos indican que la excavación del suelo del patio puede proporcionarnos muchas de las piezas que nos faltan del puzzle que son las paredes de las tumbas, sobre todo en aquellas partes donde se nota que el suelo de Djehuty fue en algún momento alterado, roto. Sin embargo, donde se puede observar que el suelo de Djehuty se mantiene intacto, o bien nos encontramos con un relleno a base de arena y grava muy bien armado, o nos encontramos con material más antiguo. Este último caso parece ser el de un ataúd que está saliendo a la luz en la esquina de una de las catas. La madera está algo dañada por las termitas y no parece ser de gran calidad. En un par de días sabremos de qué se trata realmente.

Hemos acabado de retirar el muro de piedra que se levantaba por arriba de la tumba de Djehuty. El muro de adobe que todavía queda por encima también es moderno, pero ese lo retiraremos la campaña que viene, pues primero hay que pensar bien cómo protegeremos la fachada antigua cuando quede al aire. Desde lo alto de la colina se puede apreciar ahora la línea de atrás del recrecimiento de la fachada de Djehuty. Todo un hallazgo.