12 enero 2010

Desde que no existe ya el poblado de Dra Abu el-Naga (derribaron sus casas hace tres años), cuando volvemos al yacimiento lo encontramos todo sorprendentemente limpio. En el interior de las tumbas también estaba todo en orden. Comenzamos a sacar todo el material de arqueología y restauración de dentro de las tumbas, con la ayuda de diez trabajadores. Luego levantamos las jaimas, que cada vez son más grandes, y a colocar en su sitio el material que utilizaremos durante la campaña. También teníamos que sacar todas las esteras de dentro de las tumbas y sacudirlas fuera (su función es evitar que se levante polvo en el interior).

Como mañana mismo comenzaremos a excavar el pozo funerario que se encuentra junto a la estatua de Djehuty, a la entrada de la tumba, hemos despejado esa zona, donde habíamos colocado una estantería con los tablones del ataúd de Iqer que tendremos que terminar de restaurar. También revisamos las zonas del exterior que excavaremos. Una de ellas, por encima de la tumba de Hery, tiene el objetivo de alcanzar desde arriba el techo de la tumba para frenar la caída de escombros en su interior a través de un agujero que se abre junto al pilar de la sala más interna.