A comienzos de la campaña comenté la satisfacción que daba compartir nuestras experiencias en Luxor a través del Diario de Excavación on-line. Pero mejor todavía es cuando uno de nuestros seguidores se anima y nos escribe un comentario sobre algo mencionado o a una de las fotografías; y aunque el Diario se pensó como una forma de difundir la egiptología ente el público hispanoparlante, con el tiempo hemos ido sabiendo que nos siguen desde muchas otras partes del mundo. Así, ayer subimos una fotografía de un fragmento de periódico en inglés que habíamos encontrado cerca de la capilla de adobe alrededor de la cual excavan José Miguel y Laura. Hoy hemos recibido desde Inglaterra un email de Angela Tooley, buena amiga del proyecto, informándonos que, a través de los nombres y hechos mencionados, el periódico puede datarse a finales de 1895 o muy comienzos de 1896. Por esas fechas sabemos que Wolfgang Spiegelberg andaba por ahí, aunque pudo haberlo tirado cualquier otro; lo importante es que a finales del siglo XIX esa zona en concreto estaba exenta de escombro y la roca madre estaba visible, por lo que los más de cuatro metros de lascas de piedra caliza que ahora se levantan en esa zona llegaron allí posteriormente. Gracias, Angela, por el dato.
Delante del Sector 10, hacia la carretera, varios grupos de trabajadores excavan los niveles superficiales generados por la acumulación de basura del poblado moderno que se levantaba en la zona hasta 2006, cuando las casas fueron demolidas. Son casi dos metros de restos de paja, excrementos de ganado, plásticos, papeles, zapatos y todo tipo de basura doméstica. Debajo de ese nivel nos encontraremos el nivel de lascas de piedra caliza consecuencia de mover el terreno por los ladrones y por los egiptólogos de comienzos del siglo XX. Y debajo de estos niveles hallaremos, probablemente, alguna capilla de adobe y más pozos funerarios. A veces cuesta llegar a la meta y lleva su tiempo, pero no hay que perder de vista el objetivo final y saber aguantar y aceptar la aspereza del camino.
El pozo que empezó ayer a excavar Angie no tenía excesiva buena pinta, pues el relleno se vía muy suelto y el brocal de adobe parecía haber sido tocado por saqueadores. Habiendo descendido un metro, se alcanzó un nivel sobre el que cayeron los adobes que faltan del extremo oeste del brocal, indicando que el pozo estaba relleno hasta esa altura cuando el borde del pozo se rompió y que desde entonces no ha sido vaciado. Debajo del nivel sobre el que reposan los adobes, salió una capa de arena fina, tal vez consecuencia del viento, lo que indica que el pozo se mantuvo un tiempo abierto estando relleno hasta ese nivel. Debajo de la arena el relleno se vuelve extremadamente compacto, como un conglomerado de tierra y piedras muy duro. El cambio brusco y la dureza del terreno nos hace albergar esperanzas… pero hay que señalar que las tres hileras superiores de adobes no tienen mortero de unión y sí tienen lascas de caliza metidas entre los adobes para dotar al recrecimiento de una mayor consistencia. Parece que los saqueadores o alguien que reutilizó el pozo en época antigua recreció el borde para evitar que la tierra entrara dentro del pozo. Así que la incógnita permanece sin resolverse y habrá que seguir excavando para encontrar más pistas.