11 febrero 2018

Cuando te preguntan por qué crees que Egipto atrae tanto a la gente, que suele ocurrir muy a menudo, la respuesta no es fácil, es una mezcla de todo un poco. Por un lado, lo descomunal de su arquitectura, la belleza de sus relieves y pinturas, por otro el misterio que transmiten sus dioses, los faraones, la escritura jeroglífica, el morbo de las momias… Pero los antiguos Egipcios también nos han dejado papiros con ejercicios de matemáticas, con casos de medicina, testamentos, cartas, tratados internacionales, literatura de viajes… Por un lado parecen muy distintos a nosotros, pero por otro lado su carácter humano, su forma de pensar y de expresarse, es muy cercano a nosotros. Les gustaba disfrutar de la naturaleza, de la buena compañía, de las fiestas, de la comida y la bebida, de la música y el baile. Hoy hemos hallado un pequeño tesorillo que consigue vencer la distancia física y temporal, tendiendo un puente entre los antiguos egipcios y nosotros. Dentro de una pequeña jarrita que encontró Kristian hace un par de días hemos hallado 46 gramos de cebada (seca) y dos dátiles. Kristian la ha vaciado en compañía de Leonor y Guillem y, a medida que iban saliendo más y más granos de cebada sus caras se iban iluminando. ¡Increible! Esto sólo puede ocurrir en Egipto, cebada de más de 3600 años en perfecto estado de conservación. Han sido unos minutos de auténtica emoción.

La jarrita, de cerámica margosa, tiene decoración incisa y el cuello ondulado, característico de la dinastía XVII, en torno al año 1600 a. C. El contenido de la jarrita es el que se introdujo hace unos 3600 años, y por los textos escritos sabemos que los egipcios elaboraban una cerveza dulce que conseguían mezclando cebada con un par de dátiles. El hallazgo es una ofrenda para que el difunto en la otra vida pudiera fabricarse su propia cerveza fresca y dulce. La idea detrás es que en la otra vida, igual que sobre la tierra, hay que también disfrutar de los pequeños placeres. La cerveza es alimento, pero también es placer.

Por otra parte, la excavación que está llevando a cabo Carlos dentro de la tumba de la dinastía XII está tremendamente interesante, apareciendo cerámicas enteras, algunas con restos vegetales y de quemado. Los saqueadores del pozo que se abre al fondo de la sala lateral de la izquierda debieron tirar al pasillo lo que no les interesaba, incluyendo la momia, el ataúd, la cerámica, el lino… que ahora nos estamos encontrando nosotros, claro está, roto en pedazos.

Al final de la mañana, se quedó todo listo para tomar las fotos del área justo delante del jardín, que refleja muy bien cómo los saqueadores vaciaron los pozos funerarios sacando las piedras fuera. Así, las acumulaciones de piedras nos marcan el nivel del suelo cuando ocurrieron los saqueos. Entre el material de revuelto, llama la atención la cantidad de shabtis de barro que ha ido encontrando José Miguel y sus excavadores, en total más de un centenar.