11 febrero 2016

Ya estamos entrando en la recta final de la campaña. Tan sólo nos quedan cuatro días de excavación, pues tendremos que dejar tres para procesar los últimos materiales y recoger el campamento. Como siempre ocurre todos los frentes abiertos empiezan a converger, el trabajo se acumula y sube la tensión. En la jaima de Gude y Curro, donde se revisan e inventarían los materiales, los capazos y las cajas con los objetos hallados en cada una de las áreas de excavación llenan todo el espacio e incluso rebosan por sus alrededores. Y eso que últimamente los excavadores procesan in situ gran parte del material, pero ni por esas conseguimos evitar el atasco monumental en la gestión de los materiales. De hecho, ayer tuvimos una reunión por la tarde en la Harwa para modificar algunos aspectos del proceso el año que viene, para aumentar la eficiencia y evitar duplicidades y tareas poco útiles.

José Miguel ha sido el excavador afortunado de esta campaña. Los dos pozos que ha excavado estaban saqueados, sí, pero aún así han resultado muy fructíferos. El primero de ellos nos ha proporcionado abundante material epigráfico de la dinastía XVII. Y el que ahora sigue excavando, todavía contenía cerámicas completas de ese mismo periodo, y partes de instrumentos musicales y de muebles de madera. En una de las esquinas del fondo de una de las cámaras, cuando parecía que la excavación había llegado a su fin, salieron a la luz un pequeño botecito de calcita para kohl, precioso, con el cuerpo redondito y el cuello alargado, todavía con la cuerdecilla anudada, y a su lado un pequeño recipiente de una piedra azulada de una exquisitez sobresaliente, una auténtica pieza de museo. Esta última estaba boca abajo y, cuando la dimos la vuelta, en el suelo se había quedado volcado su contenido, como si de un molde se tratara, compuesto a simple vista por restos vegetales y huesecillos de algún animalillo de pequeño tamaño. Una suerte inmensa. Una auténtica maravilla.

En el Museo de la Momificación de Luxor hoy ha tenido lugar un seminario sobre restauración. Pía ha participado con una ponencia sobre la limpieza, consolidación y restauración del ataúd-rishi de Neb. Mientras ella daba su charla, en el yacimiento la actividad continuaba con su ritmo normal. No es por que lo diga yo, pero pocas misiones mantienen un ritmo de trabajo como el nuestro, donde cada minuto se exprime al máximo. Esa es la filosofía principal del proyecto y por ahora la vamos cumpliendo al pie de la letra. Hoy jueves, día de paga, hemos pagado a 120 trabajadores, y a otros 20 por distintos servicios relacionados con la excavación. Es una satisfacción poder aportar nuestro granito de arena a ayudar a mantener la economía local.