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Nuestro inspector de esta campaña, Krolos, junto a Ali y José Manuel
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Entrada a la tumba de Djehuty
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Los bellos relieves del pasillo de la tumba de Djehuty
Bienvenidos a la campaña número 24 del Proyecto Djehuty. ¡Ya teníamos ganas! El tiempo pasa volando y, a la vez, se nos ha hecho muy larga esta espera. Pero aquí estamos, un año más. Y llegados a este punto, en lugar de pensar en las dificultades que hemos tenido que superar para conseguir financiación, hay que darse cuenta y repetirnos a nosotros mismos la gran suerte que tenemos de poder estar nuevamente aquí, de volver a Luxor y comenzar una nueva campaña arqueológica. Debemos ser de los más veteranos del West Bank, pero seguimos con las ilusiones intactas y energías más que de sobra para afrontar el trabajo que tenemos por delante.
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El interior de la capilla de Djehuty
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Interior de la tumba de Hery
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Detalle de relieve de la tumba de Hery
El viaje Madrid–Luxor fue tranquilo y discurrió sin problemas. A Tutu, su segundo vuelo internacional en avión, no le gustó especialmente, más bien todo lo contrario, detesta meterse en la caja. Pero lo bien que se lo pasa con todo el equipo una vez en tierra despeja cualquier duda de que le compensa con creces ese mal trago. Al llegar al aeropuerto de Luxor, tuvimos que esperar un par de horas a que la veterinaria le extendiera su certificado de llegada, pero ese fue el único contratiempo en la aduana, los equipos de topografía pasaron inadvertidos. Este año nos hemos cambiado de casa, a una en un ambiente más rural, rodeada de campos de cultivo. Estamos un poco apartados de las tiendas y del bullicio de los pueblos de alrededor, pero por otro lado gozamos de unas vistas difícilmente superables.
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Texto demótico que nos indica que debemos continuar para llegar a la capilla de los dioses
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Reencuentro con las zonas más especiales del yacimiento
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La nueva casa del equipo, donde nos alojaremos durante la campaña de 2025
El jueves día 9 de enero firmamos los permisos de excavación en las oficinas locales del Ministerio de Antigüedades a una y otra orilla del Nilo. El jefe de la oficina de Luxor es ahora Abdel Gafar, un joven egiptólogo egipcio que realizó su doctorado en la universidad de Leipzig, Alemania. En su oficina coincidimos con Boyo Ockinga, director del equipo australiano de la universidad de Macquire que trabaja justo por encima de nosotros, unos metros más arriba en la falda de la colina de Dra Abu el-Naga. Sus tumbas son de época ramésida y también tienen mucho material copto, de época bizantina, por lo que su excavación se solapa y se complementa muy bien con la nuestra. En la otra orilla, en la oficina del West Bank, sigue estando al mando Bahaa, también con doctorado bajo el brazo, y siempre amable y dispuesto a ayudar. Allí nos encontramos con quien será nuestro Inspector del Servicio de Antigüedades, Krolos Wagdy, un joven de rostro amable y movimientos pausados, que hace augurar una campaña tranquila. Crucemos los dedos. Es la primera vez que se une a nosotros un Inspector de religión copta.
Al final de la maña nos acercamos al yacimiento los dos, junto con el rais Alí y tres de nuestros trabajadores más próximos: Zaglab, Hussein y Bassam. Abrimos todas las tumbas y almacenes para comprobar que todo estaba tal y como lo dejamos, con algo más de polvo, eso sí, pero todo en su sitio. Aproveché para explicarle en detalle el yacimiento y la decoración en el interior de las tumbas. Todo ha transcurrido con plena normalidad y el yacimiento queda listo para empezar a tope mañana, pues esta noche llega la primera remesa de siete del equipo.