10 Febrero 2020

Ayer fue el último día de Cisco en esta campaña. Ha estado dos semanas excavando en la galería que se abre desde Hery hacia la tumba paralela hacia el noreste y luego desciende por debajo de las tumbas de Baki y Ay. El sacerdote o visitante del siglo II a. C. podía moverse por la galería sin perderse gracias a una serie de graffiti que se escribieron en los lugares de tránsito dando instrucciones de cómo seguir hacia las “capillas de los dioses”. Estas mismas indicaciones, escritas en demótico con tinta roja, las ha ido siguiendo Cisco en su excavación. Casi todo el material que halla en el camino es de época ptolemaica y de época romana temprana, incluyendo momias enteras o fragmentadas, cerámica, lucernas y amuletos. También se cuelan materiales más antiguos, asociados a las tumbas de la dinastía XVIII, como conos funerarios con impronta o fragmentos del conjunto de estatuas de la tumba de Ay. Fiel a su estilo, Cisco ha estado trabajando a su aire, independiente, y siempre de forma extremadamente escrupulosa y meticulosa. Pero, sobre todo, es un excelente compañero. Le echaremos de menos, tanto en el yacimiento, como en el Marsam.

Uno de los problemas con los que tenemos que lidiar en casi todas las áreas de excavación del yacimiento es cómo interpretar lo que pudo haber ocurrido en la zona en el pasado reciente. En cada tumba, en cada pozo, encontramos tal volumen de escombro de tierra y piedras que la pregunta más frecuente entre nosotros es cómo han llegado hasta allí, quién lo manipuló y con qué fin, pues muchas veces, incluso poniéndose en la piel del ladrón, es difícil entender cómo se llega a la situación con la que nos encontramos ahora nosotros. Y es que tanto los ladrones, como los egiptólogos modernos del siglo XIX y comienzos del XX, hacían agujeros de forma aparentemente arbitraria y apilaban los escombros a un lado, de tal forma que encontramos zonas “visitadas” recientemente, junto a zonas que se conservan sin alterar desde época antigua. Por ejemplo, junto a la capilla de adobe alrededor de la cual excavan Laura y José Miguel hallamos media docena de shabtis de madera de la dinastía 17 y, no muy lejos de ellos, un fragmento de periódico en inglés que probablemente se imprimió en torno al cambio del siglo XIX al XX.

Angie ha comenzado hoy a excavar un nuevo pozo, su tercero en esta campaña y el último que queda de los que se construyeron alrededor del jardín funerario de la dinastía 12. A su lado, David y Ana siguen profundizando en el pozo y sacando fragmentos de una bonita estela pintada de la dinastía 17. Javier Trueba, en sus ratos libres, se dedica a sacar fotos a los principales hallazgos de esta campaña y de la anterior, siempre dispuesto a arrimar el hombro y a echar una mano donde se necesite.