Trabajo de campo
Lo que el viento se nos va a llevar
El trabajo ha transcurrido hoy con relativa normalidad. Un numeroso grupo de trabajadores se ha dedicado a terminar de preparar el terreno por encima de la tumba, para poder mañana comenzar a levantar el muro de piedra. Las piedras que se colocarán las hemos traído en cuatro remolques desde Asasif, una hondonada a mitad de camino en dirección hacia Deir el-Bahari. Uno de los trabajadeores, Sayed, ha estado tallando las piedras para facilitar su colocación.
Margarita ha ido con Alí a comprar algunos materiales que se nos han acabado: mascarillas para los trabajadores, bolsas de plástico para clasificar y guardar los materiales hallados, cartulinas para etiquetarlos, papel de aluminio para envolver los trozos de lino y cemento para el reforzamiento del muro.
En la esquina que forma el sector Oeste con el Sur, los obreros han continuado desenterrando el muro de adobe y hoy ya se podía apreciar perfectamente la puerta del edificio. En el sector Oeste hoy hemos descubierto algunos fragmentos magníficos de cartonaje que conservaban bastante bien su policromía e inscripciones. Además, Andrés ha tenido la fortuna de hallar nuestro primer ostracon con inscripción en hierático, es decir, en escritura cursiva realizada con pincel y tinta negra. se trata de un pequeño trozo de cerámica con tres líneas de texto, del que sólo son legibles algunos signos.
Trabajo de gabinete
Ana ha seguido fotografiando el interior de la tumba de Djehuty. Una vez documentada la sala más profunda de la tumba, le ha tocado el turno al pasillo que comunica ésta con la entrada. Entre otras escenas, destaca la peregrinación fluvial a Abidos por los gestos de los marineros y los detalles de las embarcaciones.
En el vestíbulo de la tumba, un día más, Alicia y Antonio se han empleado a fondo consolidadndo los objetos de madera y de lino, y clasificando y organizando todos los materiales que vamos encontrando. Mientras Margarita, José Miguel y Andrés vigilaban el trabajo de los obreros a pleno sol, José Manuel, en la ‘jaima’, como buen ‘mudir’, elaboraba las fichas de los objetos más sobresalientes.
Durante el descanso de media mañana, hemos aprovechado para devolverle la visita a la expedición australiana, a tan sólo unos doscientos metros de nosotros. El profesor Boyo Ockinga nos ha explicado con sumo detalle la tumba de Amenemope, hijo de Tcha-nefer, que vivió bajo los reinados de Ramsés III, IV y V, llegando a ejercer de tercer profeta de Amon, sumo sacerdote del clero de la diosa Mut y sumo sacerdote de Ra.
Después de comer se ha levantado un vendaval. Por las rendijas de nuestras ventanas y por debajo de las puertas se cuela a lo bestia la arena del desierto. Mientras vemos como se balancean las palmeras, nos preguntamos cómo llegaremos hasta el ferry y cómo cruzaremos el Nilo, pero, sobre todo, si nuestra ‘jaima’ seguirá mañana en pie.