11 enero 2022

Comenzamos la campaña número 21, en el año 2022, con las ilusiones bien arriba, al cien por cien. Después de unas navidades inesperadamente raras y un tanto frustrantes, aterrizamos en Luxor con unas ganas terribles de disfrutar con la excavación. La arqueología es lo que tiene, se trata de pasarlo bien trabajando. La pasión y la alegría son los ingredientes indispensables para que las cosas salgan bien.

El rais Ali nos vino a recoger al aeropuerto con un mini-bus y poco después de la media noche estábamos ya el Marsam. La llega al patio del hotel en plena noche cerrada tiene su encanto, no sólo por la iluminación de los faroles, sino por ya desear e intuir cómo será el amanecer del día  siguiente. Cenamos una sopa caliente y algo ligero e intercambiamos las primeras sensaciones.

A la mañana siguiente completamos el papeleo que habíamos iniciado dos días antes en El Cairo. La burocracia egipcia es algo engorrosa y hasta cierto punto impredecible, pero hay que reconocer que con el tiempo ha acabado siendo pan comido comparado con la burocracia española, que va creciendo y engordando como un tsunami dispuesto a arrasar con todo a base de reglamentaciones sin ningún sentido lógico que frenan la investigación… aunque, por suerte y por ahora, no consiguen detenerla.

En la oficina del Servicio de Antigüedades todo son caras sonrientes y saludos amistosos. Después de dos tés y no sé cuántos abrazos y besos, ya habíamos conseguido todas las firmas, las fotocopias de los pasaportes y las llaves de las tumbas en la mano. En esta campaña nos han asignado como Inspector del Servicio de Antigüedades a Ahmed Tayib, quien estuviera ya con nosotros hace tres años. A última hora de la mañana nos acercamos al yacimiento y abrimos las tumbas, para comprobar que todo estaba en orden. De hecho, encontramos el yacimiento bastante limpio, el interior de las tumbas algo polvoriento, pero nada más. Así, todo quedaba listo para empezar a montar las jaimas al día siguiente.

Después de veinte años, se sigue sintiendo el mismo gusanillo al empezar la campaña, una mezcla de alegría y de nervios, de miedos y de satisfacción por haber llegado hasta aquí, que no es poco, ¡veinte años!. Y llegado a este punto, es de justicia acordarnos de los patrocinadores, que con su generosidad hacen posible que podamos llevar a cabo nuestra investigación. Miles de gracias a todos ellos.