1 febrero 2016

En nuestra excavación no sólo nos encontramos la mayoría de las tumbas ya saqueadas, sino que, además, nos encontramos casi todo los objetos rotos. Esta circunstancia adversa lo único que hace es añadir valor a nuestro trabajo. Los restauradores recomponen las paredes de las tumbas de Djehuty y Hery con los fragmentos que los arqueólogos hallan en la excavación y con la ayuda de los epigrafistas, que les indican exactamente dónde va cada fragmento en la pared gracias a sus conocimientos de lengua egipcia antigua y del repertorio de escenas comunes en los monumentos funerarios. De igual forma, muchos de los objetos que hallamos rotos o dañados, pueden recomponerse, limpiarse y consolidarse gracias al trabajo de los restauradores. Así, el lino que hallamos arrugado y maltrecho en el fondo del pozo del mudir, ahora puede verse y leerse mucho mejor en la jaima de restauración de Pía. Y a su lado, el papiro que David encontró hecho un milhojas comienza también a recobrar forma y ahora se parecían las coloridas viñetas, con las figuras perfectamente delineadas, que acompañan a los capítulos del Libro de los Muertos. Lucía, de un solo vistazo, ha identificado ya los capítulos 109, 110 y 149. El papiro perteneció a una mujer, a una “cantora de Amon-Ra, rey de los dioses” probablemente de la dinastía XXI.

En el área que supervisa Carlos, por un lado Hasán, que excava en la pequeña tumba que se solapa sobre la de Djehuty, ha sacado a la luz el brocal de un pozo que se abre en una sala lateral. Por las dimensiones podría ser de época Saita, pero para estar seguros habrá que esperar un poco más. Y en la tumba vecina, la de Djehuty-nefer, el sucesor de Djehuty como supervisor del Tesoro, hoy hemos podido adentrarnos a última hora y echar un primer vistazo. Es de dimensiones enormes. Por desgracia, las paredes y el techo están totalmente ennegrecidos por el humo de varios fuegos intensos provocados en el interior.

La restauración avanza a buen ritmo dentro de la tumba de Djehuty. Mientras unos siguen limpiando las paredes de la sala transversal, retirando con cuidado la costra de barro y consolidando las grietas, otros han estado dando los últimos retoques a la reconstrucción de la hornacina que albergaría una segunda estatua de Djehuty y que fue destrozada al abrir un agujero por esta esquina cuando la tumba fue reutilizada en una época posterior. De ella sólo queda en el lugar la planta de los pies, lo que permite deducir que Djehuty llevaría un bastón en la mano y estaría dando un paso adelante.