09 febrero 2019

En el yacimiento todo fluye, cada uno se centra en su trabajo y la cadena funciona a la perfección. Nosotros estamos acostumbrados, la planificación y la logística está asentada desde hace años pero quien nos visita se sorprende de que haya tantos frentes abiertos, que se saque adelante tanto trabajo y tan diverso, y cómo todo se relaciona e interconecta. En realidad, sólo así es posible avanzar en la investigación y obtener unos buenos resultados.

En la tumba de Djehuty la restauración nos permite admirar de nuevo los bellos y vivos colores que la decoran pero que el paso del tiempo ha apagado y ennegrecido. Gracias al trabajo de Carmen y sus chicos egipcios los maravillosos relieves de la tumba de Djehuty vuelven a recuperar su esplendor. Igualmente, en la tumba de Hery la limpieza que realiza Maite y los restauradores egipcios nos está permitiendo documentar toda una serie de graffitis demóticos. Mientras tanto en el exterior la excavación va avanzando a buen ritmo. El pozo que excava David no deja de darnos sorpresas, hoy ha aparecido la momia de otro perro, más piezas de madera muy bien conservadas y de buena calidad, restos vegetales y de cestería. En definitiva, numeroso material arqueológico que hace difícil el trabajo en el interior del pozo porque prácticamente no queda ni un centímetro despejado. En el pozo que excava Angie sigue apareciendo también abundante material pero muy revuelto y hasta ahora no se ha documentado ninguna pieza de la calidad de las que aparecen en el de David. Aunque nunca se sabe, la arqueología es caprichosa y debemos ser cautos y pacientes porque cuando crees que la excavación sigue un cierto camino, normalmente lo que sucede es totalmente lo contrario. Al fin y al cabo así es la vida, uno no debe confiarse, ni dar nada por hecho, sino que hay que ser constante, trabajador y exhaustivo, y los resultados llegarán pero a su debido tiempo y sin anticiparnos. Hoy ya se ha empezado a ver la parte superior de la cámara de este pozo. Por lo que hemos podido ver está colmatada de escombro y en superficie se aprecian numerosos adobes y piedras de caliza. Pero habrá que ir poco a poco documentando su relleno para ver cómo es su interior. En la zona que supervisa Laura, delante del patio de la TT 11, ha habido una nueva sorpresa. Ha aparecido la tapa de madera de un ataúd de shabti, cuya inscripción y calidad son sorprendentes.

Por su parte las ceramólogas siguen estudiando los distintos conjuntos y depósitos aparecidos en la zona del patio del Reino Medio y en el entorno del jardín. Solamente a través del estudio del registro arqueológico y su relación con el registro material podremos conocer en detalle las distintas reutilizaciones, en un relativamente corto periodo de tiempo, de esta zona tan peculiar e interesante. En cuanto a los cartonajes que Lucía está estudiando y recomponiendo, se ha procedido hoy a realizar la fotogrametría de uno de ellos que ya está completo. La verdad es que el puzzle de fragmentos ha sido un verdadero quebradero de cabeza pero ahora es una auténtica gozada poder admirarlo incluso con la forma antropomorfa que tendría originalmente y que ha podido recobrar gracias al montaje y restauración de Pía.