Salima ha comenzado el día metiéndose en la tumba que se solapa por encima con la sala más interna de Djehuty, cuyo suelo se calculó mal y llegó a romper el techo de Djehuty. De esta tumba se desconoce su propietario, y tiene una sala lateral al fondo de la cual se abre un pozo que conduce a dos cámara funerarias. El pozo es poco profundo y tiene una escalera de adobe que se construyó cuando se reutilizaron las cámaras para depositar momias de animales en el siglo II a. C. Lo curioso es que en estas cámaras no se depositaron momias de ibis y halcones, sino, por el tamaño de los paquetes de lino, parecen todos de serpientes y de musarañas. Para esta peculiar prospección, Salima ha contado con la ayuda de Dalia, que sigue haciendo gala de unas ganas de trabajar y una iniciativa poco corriente. Hay que tener agallas para descender por un pozo angosto y pasarse horas en una cámara de reducidas dimensiones, paredes ennegrecidas y telas de araña por todas las esquinas. Dalia ha demostrado tenerlas y no frenarse ante nada. ¡Bravo por ella!
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Salima toma notas dentro de la cámara de las momias de serpientes y musarañas.
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Salima sostiene en su mano un paquetito de lino, probablemente con una momia de musaraña.
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Dalia y Salima revisan sus notas después de pasar varias horas en la profunda oscuridad.
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El rais Ali y el mudir echan un vistazo a la excavación del nicho que se abre en la pared derecha de Hery.
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Shabti de madera perteneciente al sirviente Ity, probablemente de la dinastía XX.
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Mamdouh, Said y Mohamed también disfrutan del hallazgo.
El mudir lo tiene mucho más fácil, y ha estado supervisando la excavación del nicho que se abre en la pared derecha de la tumba de Hery. El trabajo duro aquí lo tienen Mamdouh y Said, que excavan en un espacio muy reducido y dentro se levanta bastante polvo. En la superficie hoy hemos encontrado un segundo shabti de madera, que parece datar de la dinastía XX. A pesar de las circunstancias, se conserva en muy buen estado, incluso la inscripción, que informa que perteneció a un tal Ity, sirviente y “victorioso a la derecha del dios Khonsu”. Y mientras tanto Miguel Ángel sigue reforzando la pared y ya ha colocado en su sitio los primeros bloques.
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Pía y Suni han comenzado hoy a pegar trozos de catonaje de la dinastía XXII, hallados el año pasado.
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Los fragmentos pertenecen a cuatro “cajas de momia”, rotas en pedazos por los saqueadores.
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Yuma rompe a martillazos un gran bloque de piedra para poder retirarlo de la zona de excavación de Angie.
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Fatma limpia y consolida una de las paredes de la tumba de Djehuty.
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Suni hace lo mismo en la pared opuesta.
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Sole y Sergio instalan sensores de humedad, temperatura y gas radón en la cámara sepulcral de Djehuty.
Ya comienza a hacer calor y el trabajo en el yacimiento es muy intenso, en todas las tareas. La verdad es que no para nadie ni un minuto. Las campañas son relativamente breves, de seis semanas escasas, por lo que hay que apretar para conseguir sacar adelante el máximo trabajo. Por otro lado, también hay que hacer las cosas bien, lo mejor posible, y para ello se necesita calma. Ese es el conflicto de todas las campañas hasta la fecha, compaginar rapidez con calidad en el trabajo.