08 febrero 2017

Salima ha comenzado el día metiéndose en la tumba que se solapa por encima con la sala más interna de Djehuty, cuyo suelo se calculó mal y llegó a romper el techo de Djehuty. De esta tumba se desconoce su propietario, y tiene una sala lateral al fondo de la cual se abre un pozo que conduce a dos cámara funerarias. El pozo es poco profundo y tiene una escalera de adobe que se construyó cuando se reutilizaron las cámaras para depositar momias de animales en el siglo II a. C. Lo curioso es que en estas cámaras no se depositaron momias de ibis y halcones, sino, por el tamaño de los paquetes de lino, parecen todos de serpientes y de musarañas. Para esta peculiar prospección, Salima ha contado con la ayuda de Dalia, que sigue haciendo gala de unas ganas de trabajar y una iniciativa poco corriente. Hay que tener agallas para descender por un pozo angosto y pasarse horas en una cámara de reducidas dimensiones, paredes ennegrecidas y telas de araña por todas las esquinas. Dalia ha demostrado tenerlas y no frenarse ante nada. ¡Bravo por ella!

El mudir lo tiene mucho más fácil, y ha estado supervisando la excavación del nicho que se abre en la pared derecha de la tumba de Hery. El trabajo duro aquí lo tienen Mamdouh y Said, que excavan en un espacio muy reducido y dentro se levanta bastante polvo. En la superficie hoy hemos encontrado un segundo shabti de madera, que parece datar de la dinastía XX. A pesar de las circunstancias, se conserva en muy buen estado, incluso la inscripción, que informa que perteneció a un tal Ity, sirviente y “victorioso a la derecha del dios Khonsu”. Y mientras tanto Miguel Ángel sigue reforzando la pared y ya ha colocado en su sitio los primeros bloques.

Ya comienza a hacer calor y el trabajo en el yacimiento es muy intenso, en todas las tareas. La verdad es que no para nadie ni un minuto. Las campañas son relativamente breves, de seis semanas escasas, por lo que hay que apretar para conseguir sacar adelante el máximo trabajo. Por otro lado, también hay que hacer las cosas bien, lo mejor posible, y para ello se necesita calma. Ese es el conflicto de todas las campañas hasta la fecha, compaginar rapidez con calidad en el trabajo.