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Rostros que miran hacia la eternidad.
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Karnak, siempre un obligatorio para las visitas turísticas.
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Nombres de Hatshepsut que se salvaron de la damnatio memoriae y que se han conservado en Karnak.
Hoy viernes el grupo se ha dividido para hacer planes distintos. Unos han ido a Karnak, con la intención de prestar especial atención a los edificios y relieves de Hashepsut, tanto en el templo principal del dios Amón-Ra, como en la Capilla Roja. Por la mañana la entrada al templo estaba totalmente colapsada de gente. Por suerte las masas sólo caminan por el pasillo central del templo, por lo que si te desvías un poco puedes conseguir un poco de soledad y disfrutar del lugar. Casi nadie se acerca al denominado Museo al Aire Libre, donde los franceses montaron de nuevo la Capilla Roja y otra capilla más de Hatshepsut, la Capilla Blanca del rey Sesotris I, relieves de alguna capilla en su día levantada por el rey Amenhotep I y mucho más. Francia tiene un centro de arqueología en Karnak que lleva muchos años restaurando y reconstruyendo el templo, después de excavar e investigar. Y es que ellos dedican muchos recursos a la investigación científica, a la cooperación cultural, a la conservación del patrimonio… Ojalá siguiéramos sus pasos un poquito, aunque sólo fuera el diez por ciento.
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Deir el-Medina.
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Vivos colores de palmeras con sus frutos.
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Pinturas llenas de color en la visita a las tumbas.
Otro grupo se fue a ver alguna tumba por la necrópolis de Qurna, entre ellas la de Userkhat, escriba durante el reinado de Amenhotep II y muy probablemente involucrado en la logística de su ejército. En su tumba se incluye una escena única mostrando la peluquería de la tropa. En otra pared se representa al rey cazando con arco antílopes desde su carro de caballos al galope, una escena poco frecuente hasta entonces pero que rápido se pondría de moda como imagen del monarca.
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Panes que se secan al sol, como hace miles de años.
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Cerámicas infinitas.
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Las fruterías del barrio llenas de color.
Un tercer grupo se fue de paseo por los alrededores de la casa, pues estamos rodeados de escenas pintorescas de la vida rural, con campos de cultivo de verde intenso, canales, palmeras, plataneros… Hay un par de tiendas de cerámica tradicional y fruterías coloridas. Nuestra zona se llama Ezba, junto al poblado llamado Bairat. Los vecinos son todos amables y estamos aquí muy cómodos.
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