01 febrero 2018

David, el hijo del mudir, ha venido hoy a la excavación después de nueve años. Como dice él, para controlar lo que hace su padre. Desde entonces, el yacimiento ha cambiado drásticamente en casi todos los frentes. Mientras el mudir le iba enseñando las novedades, llevándole de aquí para allá, la excavación marchaba como un motor bien engrasado. En la zona de José Miguel, han salido varios shabtis con el nombre de Tutuya, “supervisor de la casa de Amón” a finales de la dinastía XVIII o comienzos de la XIX. Probablemente sea él el propietario de la tumba que excavó hace dos años David en este mismo área. Adobes con su impronta han aparecido por todo el yacimiento, pero los shabtis se concentran aquí. Los shabtis de hoy tienen una inscripción particular, que relaciona al difunto con Imseti, uno de los hijos de Horus.

En la tumba que excava Carlos, según avanzaba hacia adentro, nos enfrentábamos al problema de la estabilidad del techo. Había un gran bloque, probablemente de más de un par de toneladas, que sólo se sostenía por una esquina y amenazaba con desplomarse. Hoy Alí, con unos cuantos trabajadores, ha provocado su caída sin causar ningún daño, ni estruendo. Su modo de proceder puede parecer, a ojos occidentales, poco ortodoxos, pero al final siempre demuestran ser tremendamente eficaces. Ahora podremos seguir excavando hacia adentro sin riesgos. Como Angie y David están, por su parte, excavando por fuera junto a la entrada, para no molestarles o dañar su zona, hemos decidido no sacar los escombros por la puerta y hacerlo a través del agujero que hay en el techo en medio del pasillo y que abrieron los ladrones para acceder al interior desde una de las casas del poblado moderno que se levantaba aquí hasta enero de 2007.

Angie y David siguen excavando con Gamal muy despacio entre la entrada de la tumba y el jardín, con el fin de dilucidar los niveles de ocupación del patio y su relación con el cierre de la tumba. Hoy hemos hallado un pequeño plato con restos de quemado, apoyado sobre un suelo de mortero que conecta con un cierre de la tumba y, parece ser, que también con el jardín, pero sigue sin estar claro si hubo un cierre anterior.

Hoy ha sido el último día de Salima y de Neal, dando por terminado el trabajo de campo relacionado con las momias de musarañas. A los dos les echaremos mucho de menos. Ahora que casi llegamos al ecuador de la campaña es cuando comienzan a irse ya algunos del equipo, pero siguen incorporándose otros en su lugar para hacer otras tareas. El trabajo sigue a ritmo intenso.